
Ya hace tiempo que mi amiga Elisabet y yo decíamos que teníamos que hacerle un compañero a La Glòria, la giganta del cole que construimos algo improvisadamente aprovechando una estructura de un árbol de navidad. Inicialmente pensamos en un gigante más sólido y de materiales más sofisticados, pero descartamos la idea, por buscar una uniformidad en la pareja. Así que, en futuros proyectos ya veremos, pero por ahora hemos aplicado una técnica y unos materiales similares en los dos gigantes.
El proceso, he preferido mostrároslo a través de estas fotos:

Empezar siempre es lo más difícil, pero si una idea ronda por la mente, hay que ponerse manos a la obra, pensando que luego el resultado compensará el esfuerzo.

Ya va tomando forma: tenemos la cadera, que soportará el torso y permitirá unir las patas, bueno (¡qué digo!), las piernas...

Disponer de un ayudante motivado, no tiene precio.

Aunque parezca increíble, aquí tenemos el torso de nuestro gigante. El cuello de botella interior es para soportar con prestancia una columna vertebral tan regia.

Tiene que resistir muchos envites: bailes, tropezones y algún que otro techo bajo.

La estructura a la vista. Sencilla, pero por lo que hemos visto, resistente.

Un nuevo amigo en proceso. Pronto la diferencia de estatura se hará evidente.

Algún complemento más que ha ayudado a darle la forma y complexión más recia. Relleno y tela.

Y aquí tenemos a Pau Pius, en cierta manera dos nombres algo antagónicos en el contexto.

En toda su dimensión... Esperemos que la Paz sea tan grande como él. Para los que lo desconozcan, Pau en catalán quiere decir Pablo, pero también Paz.

Así que nuestra giganta, ya tiene compañero.

La presentación oficial coincide con
la celebración escolar del día de la Paz, por eso los hemos vestido para la ocasión.

No sé, pero a mí me parece verla a ella diferente..., más feliz... ¿Vosotros habéis notado
algo?